Los vinos con Denominación de origen son los de un tipo de indicación geográfica establecida a los vinos cuya calidad o características se deben expresa y fundamentalmente al medio geográfico en el que nacén transforman  y elaboran. Son distinguidos los vinos creados en una zona concreta, contra fabricantes de otras zonas que quisieran sacar provecho el buen nombre que han conseguido los originales, en un periodo largo de tiempo, producción  o cultivo.

Las fabricas de vinos que se agarran a la denominación de origen, deben comprometerse a mantener la calidad lo más alta posible y a mantener también ciertos usos tradicionales en la producción, como por ejemplo, es obligatorio utilizar la uva tradicional de la zona. También, existe un organismo público regulador de la denominación de origen, que autoriza exhibir el distintivo a los fabricantes de la zona que cumplen los requisitos.

Una de las principales ventajas para el consumidor con la denominación de origen es que garantiza al consumidor un nivel de calidad más o menos similar y unas características específicas. Por lo contrario, los productores obtienen una protección legal contra la producción o elaboración de tales vinos en otras zonas, aunque se utilicen las mismas uvas y procedimientos.